"Érase Quesera" I
(Lo voy a pegar por capítulos, para que no se haga tan larga la lectura).
Érase Quesera, una fantasiosa y alegre niña de siete años que siempre quería jugar.
Quesera disfrutaba de una infancia feliz, junto a sus padres y la bella Toni.
Toni era la hermana mayor de Quesera, tenía 16 años y siempre había sido la muchacha más hermosa del pueblo (Rindormo). Tanto Quesera como Toni se caracterizaban, entre otras cosas, por poseer un nombre poco convencional. En el caso de Toni, la cuestión estaba clara, sus padres le habían puesto Antoñita como la abuela, y como a la hora de la verdad no resultaba demasiado agradable ni moderno, la llamaban Toni. Siempre había algún listo que le decía: - Pero ese es nombre de chico.- Cosa que a Toni le encantaba. Quesera ya era otro tema; en el colegio siempre estaban haciendo bromitas con su nombre, que si vendía o hacía queso, que si de mayor sería la mujer del quesero, etc Pero Quesera tenía tanto sentido del humor, que disfrutaba de las bromas realizadas a costa de su peculiar nombre, riéndose junto a sus compañeros. Pero claro, eso resultaba más fácil cuando una sabía que la habían llamado así porque sus padres adoraban el mundo de los cuentos, y Quesera, era una palabra que salía en casi todos los cuentos.
Un buen día se mudaron a un pueblo vecino, Ansarme del Tuérnamo, ya que los padres de Quesera habían comprado una casa mejor y más grande.
La llegada a la nueva casa estuvo muy bien, a Quesera le encantó en seguida, por primera vez disfrutaría de una habitación para ella sola, en una casita con escaleras (siempre le habían impresionado las escaleras). En cuanto a los alrededores, eran frondosos, llenos de árboles, arbustos, plantas, flores Sin duda aquello se asemejaba a la idea que la niña tenía del paraíso (a pesar de que el verde de las plantas era como demasiado claro.
Toni, por su parte, no se encontraba tan emocionada con la llegada al nuevo hogar. Sin duda su mente aún estaba con todos aquellos pretendientes que habían acudido a despedirla llorando desconsoladamente (a Quesera ya nunca se le olvidaría la cómica imagen de tanta varonil plañidera, berreando mientras el coche de la familia se alejaba).
Como la zona parecía tranquila, Quesera no tuvo dificultades con que la dejaran salir a inspeccionar el terreno. En una casa cercana descubrió a un apuesto joven de 16 años que le dijo que era el jardinero, que se llamaba Jaime y, aunque parecía muy ocupado, fue muy agradable con ella. Quesera vio algo en él que no habría sabido explicar, pero en seguida supo que no sólo quería, sino que conseguiría hacerse amiga de él, costara lo que costase.
El paseo resultó de lo más productivo, todavía le dio tiempo a conocer a dos o tres personas más, cuando decidió volver a su casa y descansar de tantas emociones.
Los días iban transcurriendo mientras sus padres trabajaban, Quesera iba al colegio, y Toni siempre andaba fuera.
Quesera en seguida hizo amistades en la nueva escuela, donde lo solía pasar bien y aprendía bastante. Se llevaba bien con María, la cual presumía de ser Ninfómana, pero Quesera siempre sospechó que al igual que ella, su amiga ni siquiera conocía el significado de tal palabra. El día que se decidió a buscarlo en el diccionario, definitivamente verificó que María no tenía ni idea, que tal vez creyera que la cosa tenía relación con las Ninfas del bosque.
También hizo buenas migas con Clara (una chica muy guapa que era hija del alcalde) y con Juan (el pobre era tartamudo, pero muy buen chico). Sin embargo, Quesera siempre estaba con Perchén, un niño de cinco años muy gracioso que siempre la hacía reir (todos querían a Perchén, que no tenía padres y vivía con sus tíos. Quesera sospechaba que el niño era superdotado).
Pese a que Quesera todavía no tenía ningún interés especial por el sexo opuesto, a veces pensaba que pudiera sentir algo por Perchén, que tanto la hacía disfrutar con su compañía, hasta que bajaba de las nubes y se decía a sí misma: Pero Quesera, espabila, ¡si sólo es un crío!" sonreía, y se volvía a olvidar de todas esas tonterías de mayores."
(Continuará...)
Érase Quesera, una fantasiosa y alegre niña de siete años que siempre quería jugar.
Quesera disfrutaba de una infancia feliz, junto a sus padres y la bella Toni.
Toni era la hermana mayor de Quesera, tenía 16 años y siempre había sido la muchacha más hermosa del pueblo (Rindormo). Tanto Quesera como Toni se caracterizaban, entre otras cosas, por poseer un nombre poco convencional. En el caso de Toni, la cuestión estaba clara, sus padres le habían puesto Antoñita como la abuela, y como a la hora de la verdad no resultaba demasiado agradable ni moderno, la llamaban Toni. Siempre había algún listo que le decía: - Pero ese es nombre de chico.- Cosa que a Toni le encantaba. Quesera ya era otro tema; en el colegio siempre estaban haciendo bromitas con su nombre, que si vendía o hacía queso, que si de mayor sería la mujer del quesero, etc Pero Quesera tenía tanto sentido del humor, que disfrutaba de las bromas realizadas a costa de su peculiar nombre, riéndose junto a sus compañeros. Pero claro, eso resultaba más fácil cuando una sabía que la habían llamado así porque sus padres adoraban el mundo de los cuentos, y Quesera, era una palabra que salía en casi todos los cuentos.
Un buen día se mudaron a un pueblo vecino, Ansarme del Tuérnamo, ya que los padres de Quesera habían comprado una casa mejor y más grande.
La llegada a la nueva casa estuvo muy bien, a Quesera le encantó en seguida, por primera vez disfrutaría de una habitación para ella sola, en una casita con escaleras (siempre le habían impresionado las escaleras). En cuanto a los alrededores, eran frondosos, llenos de árboles, arbustos, plantas, flores Sin duda aquello se asemejaba a la idea que la niña tenía del paraíso (a pesar de que el verde de las plantas era como demasiado claro.
Toni, por su parte, no se encontraba tan emocionada con la llegada al nuevo hogar. Sin duda su mente aún estaba con todos aquellos pretendientes que habían acudido a despedirla llorando desconsoladamente (a Quesera ya nunca se le olvidaría la cómica imagen de tanta varonil plañidera, berreando mientras el coche de la familia se alejaba).
Como la zona parecía tranquila, Quesera no tuvo dificultades con que la dejaran salir a inspeccionar el terreno. En una casa cercana descubrió a un apuesto joven de 16 años que le dijo que era el jardinero, que se llamaba Jaime y, aunque parecía muy ocupado, fue muy agradable con ella. Quesera vio algo en él que no habría sabido explicar, pero en seguida supo que no sólo quería, sino que conseguiría hacerse amiga de él, costara lo que costase.
El paseo resultó de lo más productivo, todavía le dio tiempo a conocer a dos o tres personas más, cuando decidió volver a su casa y descansar de tantas emociones.
Los días iban transcurriendo mientras sus padres trabajaban, Quesera iba al colegio, y Toni siempre andaba fuera.
Quesera en seguida hizo amistades en la nueva escuela, donde lo solía pasar bien y aprendía bastante. Se llevaba bien con María, la cual presumía de ser Ninfómana, pero Quesera siempre sospechó que al igual que ella, su amiga ni siquiera conocía el significado de tal palabra. El día que se decidió a buscarlo en el diccionario, definitivamente verificó que María no tenía ni idea, que tal vez creyera que la cosa tenía relación con las Ninfas del bosque.
También hizo buenas migas con Clara (una chica muy guapa que era hija del alcalde) y con Juan (el pobre era tartamudo, pero muy buen chico). Sin embargo, Quesera siempre estaba con Perchén, un niño de cinco años muy gracioso que siempre la hacía reir (todos querían a Perchén, que no tenía padres y vivía con sus tíos. Quesera sospechaba que el niño era superdotado).
Pese a que Quesera todavía no tenía ningún interés especial por el sexo opuesto, a veces pensaba que pudiera sentir algo por Perchén, que tanto la hacía disfrutar con su compañía, hasta que bajaba de las nubes y se decía a sí misma: Pero Quesera, espabila, ¡si sólo es un crío!" sonreía, y se volvía a olvidar de todas esas tonterías de mayores."
(Continuará...)
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